Poco o nada tiene que ver con el Islam, pero lo cierto es que este jabón va a dar de qué hablar. El jabón de Alepo es propio de esa ciudad, situada en Siria, y aunque solamente por tradición (y no por religión) se fabrica artesanalmente desde hace más de 2000 años.
No quería dejar pasar la oportunidad de hacer una breve reseña en este blog, desmarcándome un poco de lo que vengo escribiendo habitualmente. Permitídme este pequeño capricho que, por otra parte, nos va a permitir "desengrasar" después de la última entrada, que fue algo más profunda y sincera.
El caso es que este jabón vegetal se fabrica con aceite de oliva y laurel (también contiene agua y sosa) y resulta ideal para todo tipo de pieles, cabellos y cutis (es apto para la higiene diaria y como espuma de afeitado). Esto quiere decir que aquellos que sufren problemas como psoriasis, acné o cualquier tipo de dermatitis, también pueden disfrutar de él.
Es totalmente ecológico, biodegradable y no testado en animales.Obviamente carece de conservantes (los dichoso parabenos), colorantes y su aroma es natural (a mi me huele a lentejas estofadas). ¡Y además es súper económico!
Yo ya voy por la segunda pastilla y he de reconocer que ha salvado mi piel sensible y llena de rojeces (aún no lo he probado en el pelo ni en la cara). Deja la piel suave e hidratada y una vez que te acostumbras al olor (para mi lo peor) es hasta agradable.
Si podéis probarlo, no dejéis de hacerlo. Algunas variantes añaden a sus ingredientes originales, otros que pueden aportar beneficios extra para tu piel, como la arcilla roja, la leche de cabra, aceite de ajenuz (comino negro), jazmín, etc.
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