Cuando pienso en Allah (swt) sólo se me ocurren cosas bonitas. Lo percibo como una sensación de bienestar inexplicable; como pisar hierba húmeda descalza, como oler flores frescas, como sentir que un manjar se deshace en tu boca. Cuando pienso en Allah (swt) siento una lluvia de pétalos sobre mi corazón y un olor suave me acaricia. De verdad siento todo eso, o algo parecido pero quizá más sublime.
¿Quién puede pensar en bombas, en guerras o en dolor cuando recuerde a su dios? ¿Quién puede asociar al Ser Supremo con llanto o con oscuridad? Para todos aquellos que crean que el Islam tiene algo que ver (aunque sea lo más mínimo) con esto, está a años luz de conocer el inmenso placer que supone seguir a nuestro Creador.